noviembre 03, 2019
BY Revista Cahuide0
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Por: Jherson Bustamante
Chile, el paraíso neoliberal, el paradigma económico que nos vendían a cada momento; está pasando por días aciagos: un estallido social que se ha convertido en una de las peores crisis desde el fin de la dictadura y una oportunidad para desenmascarar la farsa del modelo económico a seguir.
Para los que nos hemos involucrado desde nuestra temprana edad
en la actividad política, de alguna manera, hemos encontrado como paradigma a
esa pléyade de jóvenes que hicieron temblar el establishment y lo cambiaron, verbigracia,
el mayo francés del 68′. Fue ahí cuando jóvenes como Daniel Cohn-Bendit, Alain
Geismar, Gilles Tautin, Georges Séguy y otros, iniciaron un levantamiento
estudiantil donde, días después, se unirían cerca de 10 millones de
trabajadores, motivados por la infelicidad que les provocaba el modelo. El
resultado es otro cantar. En nuestro continente, tuvimos a un joven médico y un
joven abogado que se trajeron abajo a una dictadura.
Años después, hemos estado viendo dichas etapas de la historia
con ojos nostálgicos, pues, nuestros coetáneos, lejos de ser referentes, son
personas indiferentes, cegadas por el individualismo, por el egoísmo,
apolíticos, son -o somos- la negación de lo que significa ser joven. Claro, no
podemos negar las esporádicas luchas que lograron unir a los jóvenes en son de
reclamar reivindicaciones inmediatas; sin embargo, no hemos sabido capitalizar
esa unidad e ir por más, como está sucediendo en Chile.
Líneas atrás dije <<hemos>>, porque a la fecha,
escolares en Chile –como en la revolución de los pingüinos del 2006- han
iniciado un estallido social que ha llevado a desenmascarar toda la farsa del
modelo político, social y económico que, a ojos de muchos, nos ha venido
mostrando que es capaz de cambiar las calamidades por una sociedad en donde no
se hable de desigualdad, por el contrario, se hable de estabilidad o para ser
más románticos: de "un oasis en la región". ¡Vaya vicisitudes de la
vida, resultó más rapaz, donde lo único importante son las ganancias y no la calidad
de vida de los chilenos! El génesis de todo esto ha comenzado hace más de
30 años; pero, es recién ahora que, con la masiva evasión de pasajes en la
estación del metro por el alza de precios, se ha prendido la chispa que ha
empezado a incendiar la pradera.
Escolares que no superan los 16 años, nos han abierto la
esperanza de una juventud que afronta con gallardía las complicaciones de todo
el entramado social, una juventud que es capaz de indignarse por los problemas
sociales, una juventud capaz de vencer al miedo y lozana; todo lo contrario a
lo que el sistema quiere que seamos. El levantamiento escolar, hoy, es una
cachetada para los que no queremos y no hemos podido ser la pesadilla de la
injusticia, y también es un llamado a ser el presente, a ser el escollo de la
corrupción, de las malas prácticas de los gobernantes; de ser alternativa al
continuismo Una sola juventud capaz de construir nuestro propio mayo francés u
octubre chileno. En fin, en términos del presidente Allende, es un llamado a
ser jóvenes nuevamente...
Chachapoyas, 3 de noviembre del 2019